Lectura Critica
Ciencia, cultura y sociedad. Recuento de
un curso de posgrado
LUIS ADOLFO OROZCOConcibo a la ciencia como una actividad inserta en la cultura; la entiendo como parte inte-gral de nuestro acervo cultural, de hecho, ha terminado por convertirse en una de sus vertientesmás dinámicas e importantes. El objeto de estudio de la ciencia: la naturaleza, es fascinante, y eléxito de la ciencia ha sido rotundo. Ahora entendemos y predecimos de manera cuantitativa la rea-lidad como nunca antes.
La ciencia progresa, es un edificio en construcción y utiliza el método reduccionista. Comenzócon Galileo y el número de sus practicantes es cada vez mayor. El siglo XX vio avanzar como nuncaantes nuestra capacidad de control de la naturaleza, pero también nuestra capacidad de destruirla(y de paso para autodestruirnos). La ciencia no es una serie de creencias consensuadas, escritas yacompañadas de rituales; es la capacidad predictiva de la realidad mediante el estudio aislado y especí-fico de ciertos fenómenos, su medición, la creación de hipótesis, la formulación de prediccionescuantitativas y su comprobación. Para quienes practicamos la ciencia la realidad existe, es asibley predecible en términos cuantitativos. La naturaleza nos ha dado un criterio de verdad que noha cambiado ni cambiará: nuestras predicciones deben coincidir con ella, de otra forma estaránequivocadas.Durante los semestres de la primavera de 1999 y el otoño de 2001 di un curso como profesorvisitante en la Maestría en Comunicación del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
* Doctor en Física por la
Universidad de Texas. Actual-mente es profesor de física en la Universidad de Marylanden College Park, Maryland, Estados Unidos. Occidente (ITESO). Me ha servido mucho parafamiliarizarme con dos grupos de futuros profesionales que se dedicarán a la divulgación de laciencia en México. El curso se tituló “Ciencia cultura y sociedad”.1
Su objetivo general era familiarizar a los estudiantes con la manera de pensar y trabajar de un científico. Ha sido una experiencia muy interesante desde muchos puntos de vista y vale la pena recapitular algunos de sus logros.
A continuación, presento, de manera muy resumida, algunas de las ideas del curso. Cabe seña-lar que no sólo cubrí temas de filosofía de la ciencia sino también traté de mostrarles algo de lostres grandes descubrimientos de las ciencias físicas en el siglo XX: la mecánica cuántica, la teoríade la relatividad y el descubrimiento del cosmos.
Aunado a esto, vimos cómo se aplican los principios de simetría en nuestro estudio de las partícu-las elementales. Fue una vision muy rápida, sólo 40 horas de clases, pero traté de mostrarles algu-nas de las avenidas y las fronteras en las que estamos trabajando hoy en día. Estoy convencido de que existe la realidad objetiva, que es asible: se le puede estudiar, describir, entender y hasta predecir cuantitativamente. El estudio sistemático sustentado en el método reduccionista es la base de la ciencia. El método reduccionista es distinto de los utilizados en otros ámbitos del quehacer humano. Su efectivi-dad en el avance de la ciencia, esto es, nuestra capacidad predictiva de la realidad ha demostrado su eficacia con creces. Las ciencias duras describen la realidad con el lenguaje matemático, y tales descripciones son comprobables mediante experimentos específicos. Si la naturaleza no se comporta como lo predice la ciencia el problema estará en la ciencia, no en la naturaleza. Si bien los conceptos son necesarios para avanzar, el fundamento de la ciencia no es el concepto sino la consistencia entre el lenguaje matemático predictivo y la realidad. Varios de los alumnos que asistieron al cursoestaban familiarizados con los trabajos de Thomas Kuhn, pero yo les presenté los de Galison, que secontraponen, al poner énfasis en los aparatos e instrumentos, a la manera puramente intelectualen que Kuhn plantea el quehacer científico. Una manera simplista de presentar el argumento entreKuhn en La estructura de las revoluciones cientificas2 y Galison en Image and logic3 sería tratar de res-ponder si el ímpetu intelectual que llevó a la Reforma de Lutero hubiera sido posible sin la im-prenta de Gutenberg. El aparato facilitó el estudio e hizo que muchas personas que no tenían accesoa la información lo tuvieran, lo que incrementó las preguntas y las dudas.
Ninguna de las dos visiones es completa. Mientras que Kuhn pone el énfasis en las ideas, Galisonlo pone en los objetos. En lo personal estoy más cerca de la visión de Galison. Estoy convencido de que la ciencia es la práctica de un oficio en el cual la observación, medición, ordenamiento ypredicción son fundamentales y no un continuo argumentar filosófico. Las ciencias duras, entre ellas física, química y biología molecular, son empíricas; requieren de constantes mediciones en lanaturaleza y no son deducidas con formalismos para predecir la realidad.
La ciencia es una actividad humana que describe a la naturaleza utilizando el lenguaje mate-mático. Un aspecto esencial de la ciencia es el de ser cuantitativa y no sólo cualitativa. Las matemá-ticas le permiten hacer predicciones cuantitativas, que son comprobables mediante experimentos. Deahí que una de las ventajas más significativas de las ciencias duras sea precisamente la existenciadel lenguaje matemático para comunicar los conocimientos. Este lenguaje es el más preciso quetenemos, y aunque está sujeto a las contradicciones propias de todo lenguaje, permite una trans-misión mucho más fluida del conocimiento entre los miembros de una comunidad. Las matemáti-cas son el lenguaje que hace posible describir a la naturaleza, y es mucho más sutil de lo que unopudiera imaginar. De ahí que la consistencia matemática entre las diferentes descripciones de lanaturaleza sea una necesidad de la ciencia.
El conocimiento científico actual —en particular los grandes logros de la física del siglo XX, lamecánica cuántica y la relatividad— está representado por construcciones escasamente intuibles:sólo pueden ser descritas por estructuras matemáticas de gran complejidad, lo que significa que nose puede contar con la intuición para entenderlas.Como afirma Eduard O. Wilson,4
“El costo del avance científico actual es el humilde reconocimiento de que la realidad no fue construida para ser fácilmente asida por la mente humana. Nuestra especie y sus formas de pensar son un productode la evolución, no el propósito de la evolución”.De entrada, con la doble estructura sustentada en el lenguaje matemático y en experimentos,las ciencias duras no atraen a un gran número de practicantes. Requieren de estudio, disciplina ydedicación más allá de la que muchos humanos están dispuestos a invertir. Los resultados, por serreduccionistas, se limitan a un área reducida del avance de la ciencia, pero gracias a todo ese trabajo sistemático la humanidad ahora posee un acervo de conocimientos jamás igualado, que puedeutilizar para multitud de tareas, si bien no todas de altruismo comparable.La reacción más impactante para mí entre los alumnos del curso fue la sorpresa que causó mimentalidad reduccionista. No podían explicarse que estuviera dispuesto a enfocarme en un puntomuy específico y no en la comprensión del todo.
Creo que conforme pasaban las clases fueron entendiendo la importancia de dedicarse precisamente a estudios muy específicos. Les llamaba la atención que no me preocupara no entender el todo,en la medida en que yo, y conmigo muchos otros seres humanos más, vamos avanzando lentamente en la construcción de la ciencia.La segunda ocasión que di el curso, con 15alumnos inscritos, comencé haciendo un sondeode conceptos básicos de ciencia y tecnología. Todos los estudiantes tenían grado universitario y,por el hecho de estar tomando el curso, habían mostrado interés en la divulgación de la ciencia.
Les presenté 15 preguntas abiertas, y tras escuchar algunas de sus respuestas hice mis comentarios. Solamente les pedí que marcasen después de cada discusión si conocían bien, regular o mal elprincipio científico o tecnológico correcto. La lista de preguntas fue la siguiente:
• ¿De dónde sacan su alimento las plantas. Más específicamente, de dónde sale el material quese transforma en el tronco y las ramas de un árbol?• ¿Cuál es el origen de las estaciones?• ¿Cuál es el origen del arco iris?• ¿Por qué mecanismo pierde más agua la laguna de Chapala?• ¿Qué produce el magnetismo?• ¿Cuáles son los principios organizacionales de la tabla periódica de los elementos?• ¿Por qué se incrementa la rapidez con que gira una patinadora de hielo cuando recoge losbrazos?• ¿Qué es un gen, dónde se localiza?• ¿Cuál es el invento humano que más ha ayudado a disminuir la incidencia del cáncer?• ¿Cómo funciona el GPS (sistema posicionador global)?• ¿Qué es un transistor y en qué principios se basa?• ¿Qué es un láser y en qué principios se basa?• ¿Qué es una célula madre?• ¿Se han descubierto otros sistemas planetarios?¿Cómo se logró su detección y cuáles son sus principales caracteristicas?• ¿Qué pasa cuando se dejan caer simultáneamente una pelota de basquetbol y una pelotade tenis al suelo?Las preguntas cubren muchas áreas de la ciencia y la tecnología. No las preparé sistemáticamenteni las presenté a otros grupos para poder evaluar su validez como diagnóstico. En los días anterio-res al inicio del curso pregunté a amigos y familiares algunas de ellas. Unas preguntas, como la pri-mera, están dirigidas a sondear los conocimientos de ciencias naturales adquiridos en la primaria: enmuchas escuelas todavía se lleva a cabo el experimento de la germinación de un frijol en un algo-dón con agua. Otras van encaminadas a problemas locales candentes, como la cuarta. La segundapregunta sondea los conocimientos básicos de geografía, la sexta los conocimientos de química detercero de secundaria y la quinta, séptima y decimoquinta son sobre principios de física. Otrascomo la décima, la undécima y la duodécima son sobre ciencia con repercusiones fuertes en la tec-nología actual.
Los resultados fueron impactantes. Muy pocos de los alumnos pudieron responder modera-damente la mitad de ellas. En general, me impresionó la baja cultura científica de los alumnos. Nose trataba de discutir sobre filosofía o sociologíade la ciencia sino de mostrar conocimientos bási-cos de física, química y biología. Ninguna pregunta era cuantitativa, pues estaba seguro de queeso inhibiría a los estudiantes mucho más. Los descubrimientos científicos que contestaron mu-chas de las preguntas se dieron hace más de 200 años y yo asumía que formaban parte de la cultu-ra de todos los alumnos, pero me equivoqué.
Como científico estoy convencido de la necesidad de divulgar nuestro trabajo. Es una de lasmaneras de regresar a la sociedad algo de lo que nos ha dado en recursos económicos. La divulga-ción de la ciencia es difícil pues nuestras actividades carecen del atractivo de otras, como los de-portes. Una recomendación importante es tratar de instrumentar, como parte de los cursos deposgrado, un programa de visitas de científicos para que dialoguen con y les presenten sus traba-jos a los estudiantes de la Maestría en Comunicación. Si aprendemos a comunicarnos con losdivulgadores, ellos harán mucho mejor el trabajo de llegar al gran público, algo necesario y conve-niente.
Para terminar, las siguientes reflexiones están marcadas —¿podría ser de otro modo?— por miformación científica, pero también por mis contactos con los tradicionalmente llamados “agentesde la cultura”. Son incompletas y debatibles, pero tratan de responder a la realidad tal como la veo.En términos ideales, me gustaría que la sociedad mexicana valorara en mucho mayor medida a laciencia, pero sobre todo que la entendiera y la percibiera como lo que es: la aventura más fantás-tica emprendida por la humanidad. Por otra parte, recuerdo las palabras de Eduard Wilson: “Laciencia es un gusto adquirido; el costo del avance científico ha sido darnos cuenta de que la realidadno fue construida para ser fácilmente asida por la mente humana”.5Estoy en total desacuerdo con quienes afirman que la experiencia humana se empobrece a partirde la ciencia. Al contrario: conocer con exactitud qué pasa con la naturaleza amplía y enriquecenuestra experiencia vital e intelectual. La ciencia no deshumaniza: ciertos individuos han encon-trado gran satisfacción en el quehacer científico y no ven la necesidad de involucrarse en otras acti-vidades humanas, las que significan, por lo general, maneras de estudiar o entender la realidad aje-nas al método reduccionista, por lo que al presentarse como interpretaciones de la realidadprobablemente sí le causen un conflicto al científico. Para éste la comprensión de la realidad, paraserlo de verdad, debe tener siempre un componente predictivo y otro cuantitativo. En últimainstancia, la ciencia y la tecnología nos han liberado de multitud de tareas para que algunos poda-mos dedicarnos a las ciencias o a las artes.
Hace cuatro años tuve oportunidad de asomarme a la enseñanza de la ciencia en las primariasmexicanas.6 La conclusión de ese trabajo es preocupante: hoy por hoy no se está enseñando enlas primarias en México ciencia ni la manera de hacerla. En la medida en que la educación enMéxico deje de lado a la ciencia, la capacidad de decisión y de respuesta ante los problemas futurosserá cada vez más débil y repercutirá más en la calidad de vida de los mexicanos. El principalinsumo del país es el talento y no se le está cuidando. Es alarmante la situación de la enseñanzade las ciencias en las escuelas primarias, donde se siembran las inquietudes para avanzar en la for-mación de análisis y síntesis cuantitativas.
El número de personas que inician una carrera científica en México se ha estancado durante losúltimos 20 años, e incluso ha disminuido el ingreso a posgrados en algunas áreas, lo que pudieradeberse en parte a los problemas económicos del país, pero no por ello deja de ser un indicadorpreocupante. En el caso de la Universidad Nacional Autónoma de México la relación profesor/alumnos de posgrado ya es en algunas facultades de seis profesores e investigadores por cada alum-no. Cuando el modelo de universidad está basado en la investigación y la docencia es importantemantener una relación de uno a uno, pero puede funcionar de modo eficaz incluso con una relación de un profesor por cada cuatro alumnos, dependiendo de la capacidad organizativa del profesor.
Pese a estas complicaciones, todavía no observo un cambio en la escala de valores que permitauna acción política sistemática a favor de la enseñanza y el desarrollo de la ciencia en México: la ciencia no es noticia en el Congreso, en el gobierno, en los debates nacionales, para los partidospolíticos, las organizaciones religiosas ni para los empresarios. La incidencia en el contexto nacio-nal de programas como el de la Maestría en Comunicación con Especialidad en Difusión de laCiencia y la Cultura que auspicia el ITESO puede ser valiosa en la medida en que contribuya a queun mayor número de personas se acerque al mundo de la ciencia.
El interés en la ciencia existe en México; por ejemplo a los niños les gustan las ciencias natura-les, les divierten y les inquietan. Despiertan a la observación detallada de la naturaleza y se frus-tran al recibir de sus maestros respuestas incompletas o incorrectas. A todos les gustan particular-mente los experimentos, que a veces no distinguen de un juego. Dado que la capacidad de interesar alos alumnos por parte del maestro depende de la cultura general de éste, valdría la pena hacer unesfuerzo sistemático para elevar la cultura científica de los maestros; el resultado podría ser muysignificativo, pues de inmediato tendría un efecto multiplicador.No me parece justificada una visión optimista de la ciencia. Podemos entender la realidad y hasta modificarla, pero enfrentamos limitantes, entre ellas la economía y la complejidad de la naturaleza con su componente histórico o aleatorio; estoes particularmente cierto cuando pensamos en el medio ambiente. En fin, frente al optimismodesbordado de ilustrados del siglo XVIII, estamos ahora mucho más conscientes de nuestras limitaciones históricas para impulsar el progreso humano.
Mas no por ello debemos dejar de hacerlo, pues a medida que pasa el tiempo los problemas tecno-lógicos y científicos son más difíciles de resolver y aumenta su incidencia en nuestra calidad de viday la de todos los seres humanos.La ciencia es difícil, es un gusto adquirido, pero insisto en mi convicción de que se trata de la aven-tura humana por excelencia, la más maravillosa de todas. Es una aventura consciente y voluntariaen la que la sociedad ha depositado a veces una confianza mayor de la que merece. Pero hasta eldía de hoy continúa respondiendo de manera audaz, ingeniosa y certera a las expectativas de pre-dicción de una realidad que de otro modo nos parecería inasible.
Notas1. http://funk.physics.sunysb.edu/ccys/index.html
2. Kuhn, Thomas S. The structure of scientific revo-lutions, University of Chicago Press, Chicago, 1996
(edición en español: La estructura de las revolucionescientíficas, Fondo de Cultura Económica, México).3. Galison, Peter. Image and logic. A material cultureof microphysics, University of Chicago Press, Chicago,1997.
4. Wilson, Eduard O. Consilience. The unity of know-ledge, Alfred A. Knopf, Nueva York, 1998.
5. Ibidem.6. Orozco, Luis A. “Enseñanza de las ciencias en laprimaria mexicana”, en Avance y Perspectiva, vol.19,núm.99, marzo de 2000.
Realizado por:Gabriela Ortega Nicole TorresMonserrath ChiluizaAlejandra Aguilar
LUIS ADOLFO OROZCO
Concibo a la ciencia como una actividad inserta en la cultura; la entiendo como parte inte-
gral de nuestro acervo cultural, de hecho, ha terminado por convertirse en una de sus vertientesmás dinámicas e importantes. El objeto de estudio de la ciencia: la naturaleza, es fascinante, y el
éxito de la ciencia ha sido rotundo. Ahora entendemos y predecimos de manera cuantitativa la rea-
lidad como nunca antes.
La ciencia progresa, es un edificio en construcción y utiliza el método reduccionista. Comenzó
con Galileo y el número de sus practicantes es cada vez mayor. El siglo XX vio avanzar como nunca
antes nuestra capacidad de control de la naturaleza, pero también nuestra capacidad de destruirla
(y de paso para autodestruirnos). La ciencia no es una serie de creencias consensuadas, escritas y
acompañadas de rituales; es la capacidad predictiva de la realidad mediante el estudio aislado y especí-
fico de ciertos fenómenos, su medición, la creación de hipótesis, la formulación de predicciones
cuantitativas y su comprobación. Para quienes practicamos la ciencia la realidad existe, es asible
y predecible en términos cuantitativos. La naturaleza nos ha dado un criterio de verdad que no
ha cambiado ni cambiará: nuestras predicciones deben coincidir con ella, de otra forma estarán
equivocadas.
Durante los semestres de la primavera de 1999 y el otoño de 2001 di un curso como profesor
visitante en la Maestría en Comunicación del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
* Doctor en Física por la
Universidad de Texas. Actual-mente es profesor de física en la Universidad de Maryland
en College Park, Maryland, Estados Unidos. Occidente (ITESO). Me ha servido mucho para
familiarizarme con dos grupos de futuros profesionales que se dedicarán a la divulgación de la
ciencia en México. El curso se tituló “Ciencia cultura y sociedad”.1
Su objetivo general era familiarizar a los estudiantes con la manera de pensar y trabajar de un científico. Ha sido una experiencia muy interesante desde muchos puntos de vista y vale la pena recapitular algunos de sus logros.
A continuación, presento, de manera muy resumida, algunas de las ideas del curso. Cabe seña-
lar que no sólo cubrí temas de filosofía de la ciencia sino también traté de mostrarles algo de los
tres grandes descubrimientos de las ciencias físicas en el siglo XX: la mecánica cuántica, la teoría
de la relatividad y el descubrimiento del cosmos.
Aunado a esto, vimos cómo se aplican los principios de simetría en nuestro estudio de las partícu-
las elementales. Fue una vision muy rápida, sólo 40 horas de clases, pero traté de mostrarles algu-
nas de las avenidas y las fronteras en las que estamos trabajando hoy en día. Estoy convencido de que existe la realidad objetiva, que es asible: se le puede estudiar, describir, entender y hasta predecir cuantitativamente. El estudio sistemático sustentado en el método reduccionista es la base de la ciencia. El método reduccionista es distinto de los utilizados en otros ámbitos del quehacer humano. Su efectivi-
dad en el avance de la ciencia, esto es, nuestra capacidad predictiva de la realidad ha demostrado su eficacia con creces. Las ciencias duras describen la realidad con el lenguaje matemático, y tales descripciones son comprobables mediante experimentos específicos. Si la naturaleza no se comporta como lo predice la ciencia el problema estará en la ciencia, no en la naturaleza. Si bien los conceptos son necesarios para avanzar, el fundamento de la ciencia no es el concepto sino la consistencia entre el lenguaje matemático predictivo y la realidad. Varios de los alumnos que asistieron al curso
estaban familiarizados con los trabajos de Thomas Kuhn, pero yo les presenté los de Galison, que se
contraponen, al poner énfasis en los aparatos e instrumentos, a la manera puramente intelectual
en que Kuhn plantea el quehacer científico. Una manera simplista de presentar el argumento entre
Kuhn en La estructura de las revoluciones cientificas2 y Galison en Image and logic3 sería tratar de res-
ponder si el ímpetu intelectual que llevó a la Reforma de Lutero hubiera sido posible sin la im-
prenta de Gutenberg. El aparato facilitó el estudio e hizo que muchas personas que no tenían acceso
a la información lo tuvieran, lo que incrementó las preguntas y las dudas.
Ninguna de las dos visiones es completa. Mientras que Kuhn pone el énfasis en las ideas, Galison
lo pone en los objetos. En lo personal estoy más cerca de la visión de Galison. Estoy convencido de que la ciencia es la práctica de un oficio en el cual la observación, medición, ordenamiento y
predicción son fundamentales y no un continuo argumentar filosófico. Las ciencias duras, entre ellas física, química y biología molecular, son empíricas; requieren de constantes mediciones en la
naturaleza y no son deducidas con formalismos para predecir la realidad.
La ciencia es una actividad humana que describe a la naturaleza utilizando el lenguaje mate-
mático. Un aspecto esencial de la ciencia es el de ser cuantitativa y no sólo cualitativa. Las matemá-
ticas le permiten hacer predicciones cuantitativas, que son comprobables mediante experimentos. De
ahí que una de las ventajas más significativas de las ciencias duras sea precisamente la existencia
del lenguaje matemático para comunicar los conocimientos. Este lenguaje es el más preciso que
tenemos, y aunque está sujeto a las contradicciones propias de todo lenguaje, permite una trans-
misión mucho más fluida del conocimiento entre los miembros de una comunidad. Las matemáti-
cas son el lenguaje que hace posible describir a la naturaleza, y es mucho más sutil de lo que uno
pudiera imaginar. De ahí que la consistencia matemática entre las diferentes descripciones de la
naturaleza sea una necesidad de la ciencia.
El conocimiento científico actual —en particular los grandes logros de la física del siglo XX, la
mecánica cuántica y la relatividad— está representado por construcciones escasamente intuibles:
sólo pueden ser descritas por estructuras matemáticas de gran complejidad, lo que significa que no
se puede contar con la intuición para entenderlas.
Como afirma Eduard O. Wilson,4
“El costo del avance científico actual es el humilde reconocimiento de que la realidad no fue construida para ser fácilmente asida por la mente humana. Nuestra especie y sus formas de pensar son un producto
de la evolución, no el propósito de la evolución”.
De entrada, con la doble estructura sustentada en el lenguaje matemático y en experimentos,
las ciencias duras no atraen a un gran número de practicantes. Requieren de estudio, disciplina y
dedicación más allá de la que muchos humanos están dispuestos a invertir. Los resultados, por ser
reduccionistas, se limitan a un área reducida del avance de la ciencia, pero gracias a todo ese trabajo sistemático la humanidad ahora posee un acervo de conocimientos jamás igualado, que puede
utilizar para multitud de tareas, si bien no todas de altruismo comparable.
La reacción más impactante para mí entre los alumnos del curso fue la sorpresa que causó mi
mentalidad reduccionista. No podían explicarse que estuviera dispuesto a enfocarme en un punto
muy específico y no en la comprensión del todo.
Creo que conforme pasaban las clases fueron entendiendo la importancia de dedicarse precisamente a estudios muy específicos. Les llamaba la atención que no me preocupara no entender el todo,
en la medida en que yo, y conmigo muchos otros seres humanos más, vamos avanzando lentamente en la construcción de la ciencia.
La segunda ocasión que di el curso, con 15alumnos inscritos, comencé haciendo un sondeo
de conceptos básicos de ciencia y tecnología. Todos los estudiantes tenían grado universitario y,
por el hecho de estar tomando el curso, habían mostrado interés en la divulgación de la ciencia.
Les presenté 15 preguntas abiertas, y tras escuchar algunas de sus respuestas hice mis comentarios. Solamente les pedí que marcasen después de cada discusión si conocían bien, regular o mal el
principio científico o tecnológico correcto. La lista de preguntas fue la siguiente:
• ¿De dónde sacan su alimento las plantas. Más específicamente, de dónde sale el material que
se transforma en el tronco y las ramas de un árbol?
• ¿Cuál es el origen de las estaciones?
• ¿Cuál es el origen del arco iris?
• ¿Por qué mecanismo pierde más agua la laguna de Chapala?
• ¿Qué produce el magnetismo?
• ¿Cuáles son los principios organizacionales de la tabla periódica de los elementos?
• ¿Por qué se incrementa la rapidez con que gira una patinadora de hielo cuando recoge los
brazos?
• ¿Qué es un gen, dónde se localiza?
• ¿Cuál es el invento humano que más ha ayudado a disminuir la incidencia del cáncer?
• ¿Cómo funciona el GPS (sistema posicionador global)?
• ¿Qué es un transistor y en qué principios se basa?
• ¿Qué es un láser y en qué principios se basa?
• ¿Qué es una célula madre?
• ¿Se han descubierto otros sistemas planetarios?
¿Cómo se logró su detección y cuáles son sus principales caracteristicas?
• ¿Qué pasa cuando se dejan caer simultáneamente una pelota de basquetbol y una pelota
de tenis al suelo?
Las preguntas cubren muchas áreas de la ciencia y la tecnología. No las preparé sistemáticamente
ni las presenté a otros grupos para poder evaluar su validez como diagnóstico. En los días anterio-
res al inicio del curso pregunté a amigos y familiares algunas de ellas. Unas preguntas, como la pri-
mera, están dirigidas a sondear los conocimientos de ciencias naturales adquiridos en la primaria: en
muchas escuelas todavía se lleva a cabo el experimento de la germinación de un frijol en un algo-
dón con agua. Otras van encaminadas a problemas locales candentes, como la cuarta. La segunda
pregunta sondea los conocimientos básicos de geografía, la sexta los conocimientos de química de
tercero de secundaria y la quinta, séptima y decimoquinta son sobre principios de física. Otras
como la décima, la undécima y la duodécima son sobre ciencia con repercusiones fuertes en la tec-
nología actual.
Los resultados fueron impactantes. Muy pocos de los alumnos pudieron responder modera-
damente la mitad de ellas. En general, me impresionó la baja cultura científica de los alumnos. No
se trataba de discutir sobre filosofía o sociologíade la ciencia sino de mostrar conocimientos bási-
cos de física, química y biología. Ninguna pregunta era cuantitativa, pues estaba seguro de que
eso inhibiría a los estudiantes mucho más. Los descubrimientos científicos que contestaron mu-
chas de las preguntas se dieron hace más de 200 años y yo asumía que formaban parte de la cultu-
ra de todos los alumnos, pero me equivoqué.
Como científico estoy convencido de la necesidad de divulgar nuestro trabajo. Es una de las
maneras de regresar a la sociedad algo de lo que nos ha dado en recursos económicos. La divulga-
ción de la ciencia es difícil pues nuestras actividades carecen del atractivo de otras, como los de-
portes. Una recomendación importante es tratar de instrumentar, como parte de los cursos de
posgrado, un programa de visitas de científicos para que dialoguen con y les presenten sus traba-
jos a los estudiantes de la Maestría en Comunicación. Si aprendemos a comunicarnos con los
divulgadores, ellos harán mucho mejor el trabajo de llegar al gran público, algo necesario y conve-
niente.
Para terminar, las siguientes reflexiones están marcadas —¿podría ser de otro modo?— por mi
formación científica, pero también por mis contactos con los tradicionalmente llamados “agentes
de la cultura”. Son incompletas y debatibles, pero tratan de responder a la realidad tal como la veo.
En términos ideales, me gustaría que la sociedad mexicana valorara en mucho mayor medida a la
ciencia, pero sobre todo que la entendiera y la percibiera como lo que es: la aventura más fantás-
tica emprendida por la humanidad. Por otra parte, recuerdo las palabras de Eduard Wilson: “La
ciencia es un gusto adquirido; el costo del avance científico ha sido darnos cuenta de que la realidad
no fue construida para ser fácilmente asida por la mente humana”.5
Estoy en total desacuerdo con quienes afirman que la experiencia humana se empobrece a partir
de la ciencia. Al contrario: conocer con exactitud qué pasa con la naturaleza amplía y enriquece
nuestra experiencia vital e intelectual. La ciencia no deshumaniza: ciertos individuos han encon-
trado gran satisfacción en el quehacer científico y no ven la necesidad de involucrarse en otras acti-
vidades humanas, las que significan, por lo general, maneras de estudiar o entender la realidad aje-
nas al método reduccionista, por lo que al presentarse como interpretaciones de la realidad
probablemente sí le causen un conflicto al científico. Para éste la comprensión de la realidad, para
serlo de verdad, debe tener siempre un componente predictivo y otro cuantitativo. En última
instancia, la ciencia y la tecnología nos han liberado de multitud de tareas para que algunos poda-
mos dedicarnos a las ciencias o a las artes.
Hace cuatro años tuve oportunidad de asomarme a la enseñanza de la ciencia en las primarias
mexicanas.6 La conclusión de ese trabajo es preocupante: hoy por hoy no se está enseñando en
las primarias en México ciencia ni la manera de hacerla. En la medida en que la educación en
México deje de lado a la ciencia, la capacidad de decisión y de respuesta ante los problemas futuros
será cada vez más débil y repercutirá más en la calidad de vida de los mexicanos. El principal
insumo del país es el talento y no se le está cuidando. Es alarmante la situación de la enseñanza
de las ciencias en las escuelas primarias, donde se siembran las inquietudes para avanzar en la for-
mación de análisis y síntesis cuantitativas.
El número de personas que inician una carrera científica en México se ha estancado durante los
últimos 20 años, e incluso ha disminuido el ingreso a posgrados en algunas áreas, lo que pudiera
deberse en parte a los problemas económicos del país, pero no por ello deja de ser un indicador
preocupante. En el caso de la Universidad Nacional Autónoma de México la relación profesor/
alumnos de posgrado ya es en algunas facultades de seis profesores e investigadores por cada alum-
no. Cuando el modelo de universidad está basado en la investigación y la docencia es importantemantener una relación de uno a uno, pero puede funcionar de modo eficaz incluso con una relación de un profesor por cada cuatro alumnos, dependiendo de la capacidad organizativa del profesor.
Pese a estas complicaciones, todavía no observo un cambio en la escala de valores que permita
una acción política sistemática a favor de la enseñanza y el desarrollo de la ciencia en México: la ciencia no es noticia en el Congreso, en el gobierno, en los debates nacionales, para los partidos
políticos, las organizaciones religiosas ni para los empresarios. La incidencia en el contexto nacio-
nal de programas como el de la Maestría en Comunicación con Especialidad en Difusión de laCiencia y la Cultura que auspicia el ITESO puede ser valiosa en la medida en que contribuya a que
un mayor número de personas se acerque al mundo de la ciencia.
El interés en la ciencia existe en México; por ejemplo a los niños les gustan las ciencias natura-
les, les divierten y les inquietan. Despiertan a la observación detallada de la naturaleza y se frus-
tran al recibir de sus maestros respuestas incompletas o incorrectas. A todos les gustan particular-
mente los experimentos, que a veces no distinguen de un juego. Dado que la capacidad de interesar a
los alumnos por parte del maestro depende de la cultura general de éste, valdría la pena hacer un
esfuerzo sistemático para elevar la cultura científica de los maestros; el resultado podría ser muy
significativo, pues de inmediato tendría un efecto multiplicador.No me parece justificada una visión optimista de la ciencia. Podemos entender la realidad y hasta modificarla, pero enfrentamos limitantes, entre ellas la economía y la complejidad de la naturaleza con su componente histórico o aleatorio; esto
es particularmente cierto cuando pensamos en el medio ambiente.
En fin, frente al optimismodesbordado de ilustrados del siglo XVIII, estamos ahora mucho más conscientes de nuestras limitaciones históricas para impulsar el progreso humano.
Mas no por ello debemos dejar de hacerlo, pues a medida que pasa el tiempo los problemas tecno-
lógicos y científicos son más difíciles de resolver y aumenta su incidencia en nuestra calidad de vida
y la de todos los seres humanos.
La ciencia es difícil, es un gusto adquirido, pero insisto en mi convicción de que se trata de la aven-
tura humana por excelencia, la más maravillosa de todas. Es una aventura consciente y voluntaria
en la que la sociedad ha depositado a veces una confianza mayor de la que merece. Pero hasta el
día de hoy continúa respondiendo de manera audaz, ingeniosa y certera a las expectativas de pre-
dicción de una realidad que de otro modo nos parecería inasible.
Notas
1. http://funk.physics.sunysb.edu/ccys/index.html
2. Kuhn, Thomas S. The structure of scientific revo-
lutions, University of Chicago Press, Chicago, 1996
(edición en español: La estructura de las revoluciones
científicas, Fondo de Cultura Económica, México).
3. Galison, Peter. Image and logic. A material culture
of microphysics, University of Chicago Press, Chicago,
1997.
4. Wilson, Eduard O. Consilience. The unity of know-
ledge, Alfred A. Knopf, Nueva York, 1998.
5. Ibidem.
6. Orozco, Luis A. “Enseñanza de las ciencias en la
primaria mexicana”, en Avance y Perspectiva, vol.19,
núm.99, marzo de 2000.
Realizado por:
Gabriela Ortega
Nicole Torres
Monserrath Chiluiza
Alejandra Aguilar
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